RESEÑA HISTÓRICA
Origen y sentido del nombre
Por el Dr. Antonio Kinen
Cifra. La Revista de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la UNSE tiene tras sí una larga historia. Casi tan prolongada como la de la Facultad.
Origen del nombre:
En los años iniciales de la Facultad que en ese entonces se llamaba “Facultad de Humanidades”, durante el período de su primer Decano, Carlos Virgilio Zurita, entre los años 1986 y 1989, varios docentes de la Facultad en encuentros amistosos mencionaban la conveniencia de que la Institución contara con una Revista que permitiera que los docentes publicaran sus escritos y posibilitara una vinculación con otros centros académicos y con la comunidad toda. En esos encuentros participaban Carlos Zurita, José Andrés Rivas, Antonio Kinen, Alberto Tasso y José Togo.
Se planteaba la cuestión del nombre que debía llevar la publicación; se barajaron muchos términos sin que ninguno de ellos terminara de convencer. No siempre es fácil encontrar el nombre de la revista de una institución académica. En muchos casos se resuelve de manera muy simple intitulándola asépticamente “Revista de …”. La denominación “Revista de la Facultad de Humanidades de LA UNSE” fue mencionada, pero todos la descartaron, por insípida.
Pasado muy poco tiempo, siendo decano Antonio Enrique Kinen, al leer éste en un libro de Heidegger un texto que se refiere al “Himno a Mnemosine” de Hölderlin, se detuvo ante el párrafo que dice: “un signo indescifrado somos”. La palabra “cifra” que allí está supuesta podía ser el nombre buscado. Una consulta entre los colegas amigos permitió saber que todos coincidían en que ese término era el adecuado. José Andrés Rivas tuvo la responsabilidad de ser el primer Coordinador y organizador de la publicación. Cuando la Facultad de Humanidades pasó a denominarse “Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud” Cifra siguió siendo la denominación de su Revista`.
Justificación del nombre:
“Un signo indescifrado somos” dice el verso de Hölderlin. Somos cifra, no en el simple sentido de una clave para entender un texto esotérico sino en el de ser quienes no podemos, en tanto seres históricos, estar plena y transparentemente presentes a nosotros mismos.
En la mitología griega Mnemosine era la diosa de la memoria. Ella y Zeus fueron los padres de las Musas.
Somos historia en sus tres dimensiones: pasado, presente y futuro.
Lo acontecido no es lo meramente sido, y desaparecido; es un pasado que nos constituye en lo que hoy somos; y desde lo cual nos abrimos al futuro. Ese pasado demanda volver siempre a ser re-entendido y reconstruido. La memoria nunca es translúcida; se teje con evocaciones, deformaciones y, predominantemente, olvidos. En nosotros, en la lengua que hablamos, en las costumbres que nos cobijan o que procustianamente nos comprimen, y hasta en el apellido que portamos hay un pasado que nos hace ser lo que somos y que posibilita que nos proyectemos hacia el futuro dentro de ciertos cauces, que la creatividad de la ciencia y del arte pueden ensanchar.
No somos un signo indescifrable, lo cual nos arrojaría en el misticismo y la irracionalidad. Somos un signo indescifrado que nos demanda el esfuerzo por conocer, por investigar y por obrar. Desde Galileo concebimos al mundo como algo que puede ser leído; pero esa lectura no es fácil.