Motivos de su creación

La carrera de licenciatura en filosofía cuenta, en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, con treinta años de vida institucional y académica. La comunidad filosófica a ella vinculada es de una amplitud y riqueza profesional y temática tal que reclama el establecimiento de espacios de convergencia y promoción de las inquietudes que se generan en orden al estudio, investigación y producción teórica, tanto de la tradición occidental, como aquella de carácter situado y regional.

NUEVOS MODOS

La rica historia del quehacer filosófico en Santiago del Estero, invita a imaginar y trabajar por nuevos modos de relaciones, comunicación, organización y producción. La filosofía en Santiago ha dado luz  importantes aportes teóricos, que significan nuevos modos de mirar, abordar, comprender y participar en los diversos ámbitos de actividades humanas. Estos aportes poseen un innegable rasgo de pensar situado que urge conservar y desarrollar en nuevas vías. Los nombres que abrieron este camino para un filosofar desde Santiago en perspectiva regional y latinoamericana constituyen una referencia y antecedente para continuar nutriendo este modo de hacer filosofía. En la historia y el presente se tiene un suelo firme para erigir nuevas estructuras que posibiliten su continuidad y proyección.

MOMENTO PROPICIO

La situación histórica se muestra propicia y se percibe como el momento oportuno para llevar adelante la creación de un Instituto de Investigaciones Filosóficas, dado que el mismo responde a una consonancia en las inquietudes e iniciativas que poseen docentes, investigadores, alumnos y otros actores vinculados a la filosofía. Dichas iniciativas comparten el espíritu de colaboración constructiva para aportar a una comunidad de pensamiento y diálogo en el marco de la vida académica universitaria.

ESPACIO DE ENCUENTRO

Historia, producciones, vínculos e iniciativas tanto de docentes como de alumnos de la carrera de Licenciatura en Filosofía y personas a ella ligadas, requieren nuevos modos de organización y participación en la escena académica y cultural. Por ello, la creación de un Instituto de Investigaciones Filosóficas puede ser productiva a la hora de consolidar la comunidad filosófica en Santiago del Estero, estableciendo este Instituto como espacio de ‘encuentro’ en el sentido de la ‘convergencia’ y ‘diálogo’ necesario para la interacción académica y la construcción colectiva.

 .-Físico y simbólico

En tanto comunidad filosófica se requiere un espacio de encuentro, espacio a la vez físico y simbólico, capaz de constituirse en ámbito de trabajo, que establezca prácticas y dinámicas propicias para el ejercicio de la palabra, la escucha crítica y respetuosa, para una contribución superadora de las inquietudes que se gestan. Encuentro en una encrucijada, un cruce de caminos que permite divisar la diversidad y la multiplicidad, que se da en ideas, en personas y en proyectos. El encuentro enriquece a quienes por diferentes motivos coinciden y comparten sueños, esfuerzo y creatividad.

Apuntalar la colaboración critica

A su vez, si hay comunidad y hay encuentro, es para propiciar el diálogo y la comunicación entre los miembros, una comunicación basada en el respeto por las diferencias y el estímulo mutuo que puede potenciar las capacidades individuales. El establecimiento de prácticas de diálogo académico en el seno de un Instituto de Investigaciones Filosóficas, puede favorecer y propiciar una crítica dinámica, derribando los aislamientos improductivos para apuntalar las colaboraciones y el mutuo conocimiento en orden al desarrollo y promoción de nuestro pensamiento y producción filosófica.

Participación interdisciplinaria

La convergencia de actores diversos de la comunidad académica y filosófica, de proyectos e iniciativas en el vasto campo de la filosofía, así como también de actividades y producciones teóricas, implica la posibilidad de participación interdisciplinaria coadyuvando al enriquecimiento de perspectivas teóricas, metodológicas y su transferencia a diversas esferas y bajo variados formatos.

Visibilización

La multiplicidad de actividades que la propia vida académica promueve desde las diversas cátedras, las iniciativas de docentes y alumnos, proyectos de investigación, seminarios, jornadas, coloquios y publicaciones, reclaman una visibilización y organicidad de otro orden. La gestión de estas acciones y producciones desde un Instituto de Investigaciones Filosóficas puede otorgar dirección definida, objetivos, visión de largo alcance, y particularmente, un entorno posibilitante de propósitos comunes para la comunidad filosófica de Santiago del Estero.

RECREACION DE LO RECIBIDO

Consideramos oportuno el brindar a la institucionalidad académica un nuevo ímpetu en su organización, así como una ampliación cualitativa en el fortalecimiento de la comunidad filosófica. Comunidad ésta que valora de manera positiva su legado cultural, y que se propone como tarea la permanente recreación de lo recibido, mediante el ejercicio del filosofar. Por tal motivo debemos generar las condiciones en las que los encuentros sean posibles y fructíferos.

RECOMIENZOS

Entendemos con Arturo Roig que “no hay un comienzo de la Filosofía latinoamericana propiamente dicha, sino recomienzos.”[1] La creación del Instituto de Investigaciones Filosóficas sería, pues, una clara instancia de recomienzo que capitalizará los múltiples aportes del quehacer filosófico previo, y se proyectará hacia el futuro como compromiso prioritario de hacer filosofía sobre nuestras raíces, nuestra historia, nuestra identidad cultural. Contamos con un número grande de producciones intelectuales que a lo largo de nuestra historia han retratado el modo de ser nuestro pueblo, pero es todavía una tarea pendiente el forjar una filosofía sistemática que dé cuenta de una adecuada interpretación de esos productos identitarios.

Emprender una tarea conjunta, en comunidad, que gire en torno a las necesidades de pensarnos a nosotros mismos, es un deber que se orienta al reconocimiento de la dignidad humana de los que se piensan, en tanto que sujetos sociales. Allí radica, en gran medida, la función social que se le ha asignado a la filosofía en nuestro entorno como instrumento cultural de autoafirmación y reconocimiento. 

 

 

 

[1] ROIG, Arturo (2008). El pensamiento latinoamericano y su aventura, Bs. As.: Ed. El Andariego. p.157