Por: Ángeles Elizabeth Ruiz Paz

En la sala anexa del Paraninfo Unse tuvo lugar el cuarto encuentro de los “Coloquios Aristóteles” correspondiente al ciclo del año 2019. El coloquio, organizado por el Instituto de Investigaciones Filosóficas (FHCSYS – UNSE), versó en esta oportunidad sobre las intersecciones entre literatura y hermenéutica desde la perspectiva del filósofo alemán Hans-Georg Gadamer. El expositor a cargo fue el Prof. Dr. Lucas Daniel Cosci, cuyas investigaciones giran en torno a dicha temática.

El profesor Cosci tomó como punto de partida para su exposición el vínculo entre literatura y filosofía en general, que se remonta a la antigua Grecia. Al mismo tiempo, mencionó aquellos casos de filósofos, narradores o poetas con quienes se dio, de un modo u otro, una intersección o diálogo entre estos dos tipos de discursos. Luego, el expositor procedió a centrarse en Gadamer. Particularmente en Filosofía y literatura, texto fuente seleccionado como base para tratar la problemática. Se trata de un breve escrito del filósofo alemán incluido en Estética y Hermenéutica, un libro de su autoría que recopila varios trabajos suyos.

El profesor Cosci presentó inicialmente algunas preguntas claves recogidas del texto, que hizo que los presentes pudieran acercarse de modo más ameno a la cuestión abordada.

Seguidamente, el disertante señaló que Gadamer sostiene que entre la filosofía y la literatura existe una suerte de “hermandad” o suelo común dado por el concepto ‘interpretación’. Además, explicó que el autor alemán analiza qué es interpretación, para lo cual se remite a Husserl y a Heidegger. Gracias a este último es que Gadamer tiene claro que: nunca nos encontramos ante un dato puro, sino siempre interpretado porque nos posicionamos desde una concepción previa formada por los conceptos dados en la tradición.

Respecto a la pregunta central de Gadamer en el texto mencionado: “¿qué es comprender en la obra de arte literaria?”, el profesor Cosci destacó que la literatura es un tipo de discurso escrito, que en tanto tal, cuenta con ciertas características como autenticidad y autonomía respecto del autor y del habla. También explicó que la obra de arte literaria tiene cierta idealidad o identidad. Es decir, que posee una estructura de significación invariable que el lector escucha solo cuando la comprende. Leer es interpretar, porque se trata de devolverle a la escritura el tono y las pausas que perdió al no contar con la inmediatez de la oralidad. Leer en voz alta es como volver la escritura al habla. Esa conformación lingüística ideal de la obra de arte literaria es captada por lo que Gadamer llama ‘oído interior’.

El expositor describió al texto literario como una trama en que se articula sonido y significado. El lenguaje en la obra de arte literaria no siempre se ajusta a las reglas establecidas, sino que se reinventa. Justo eso es lo que distingue a la palabra en la literatura de la palabra del habla coloquial. La primera, vale en sí misma, porque no se refiere al mundo, sino a ella misma, a su propio mundo.

Según hizo ver el profesor Cosci, Gadamer explica esta cuestión mediante una analogía del poeta Paul Valéry en la que la palabra literaria queda asemejada a una monera de oro. Finalizó la exposición mostrando que el lenguaje de la filosofía se asemeja en ello al de la literatura. Además, tanto filosofía como literatura son discursos que invitan a participar, i.e. a dialogar, a completarlos.

En el segundo momento del coloquio, se desarrolló un nutrido y fructífero debate. Participaron alumnos de la Licenciatura en Filosofía, profesores de la Facultad y público en general. Surgieron temas variados como la cuestión de la interpretación en las traducciones de obras literarias, acerca del lenguaje en ellas, sobre cómo lograr una adecuada comprensión de una obra de literatura, etc.

Los Coloquios Aristóteles están organizados por el Instituto de Investigaciones Filosóficas y su realización cuenta con el apoyo del Señor Enrique Hisse y la coordinación de las alumnas avanzadas de la Licenciatura en Filosofía Vivian Bértoli y Ángeles E. Ruiz Paz.