Con el siglo XXI comenzó en la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero esta singular carrera que proponía muchos desafíos formales y de contenido. Formales porque se trataba de un módulo de complementación y no de una carrera pensada para egresados de la escuela secundaria sino para profesores en Historia; además se dictaba como novedad entre las primeras carreras semi presenciales de la UNSE, usando los correos electrónicos, una página institucional con motivos funerarios egipcios y los foros de discusión en línea. En cuanto a los desafíos de contenido, estos estuvieron signados quizás por el mayor de ellos: el compromiso de asumir como universidad pública la tarea de proveer a la sociedad más antigua de la República Argentina de una historia plural y democrática. Una nueva historia que viniera a completar a esa otra que ya estaba escrita, la historia tradicional, la de los apellidos y la épica militar de los héroes fundadores.

En los últimos años de la década del ’90 comenzaron a tomar fuerza entre los docentes y los estudiantes de historia del nivel superior diferentes inquietudes por una renovación de la ya acartonada historia santiagueña. Los proyectos formativos que se alentaban por dentro de la Facultad de Humanidades encontraron en María Cecilia Rossi a su principal impulsora y contaron con el acompañamiento de numerosos grupos que formalizaron petitorios con cientos de firmas de docentes de la disciplina, interesados en obtener el título de grado y las herramientas teóricas y metodológicas de la ciencia. También el Centro de Estudiantes del Instituto Superior del Profesorado Provincial Nº 1 presentó por mesa de entradas de la UNSE un proyecto que tomaba elementos de los planes de estudios de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Por otra parte también surgieron algunos grupos detractores de estas iniciativas, pero sin demasiado consenso y carentes de propuestas alternativas, estos no prosperaron más allá de la breve anécdota.

Algunos criticaban también la influencia de los docentes de la carrera de Sociología y de sus miradas y métodos como ciencia, y esto en verdad era comprensible. Un siglo antes la Sociología había transformado a la disciplina Historia en los primeros intercambios propuestos por los precursores y los fundadores de la Escuela Francesa de Annales por lo tanto no nos sorprendió alguna resistencia regresiva en este proceso hacia adentro de una sociedad tan conservadora como la santiagueña hacia finales del siglo pasado.

De algún modo, estos debates impulsaron un aggiornamiento de la disciplina los que se vieron reflejados en el plan de estudios de la nueva licenciatura en Historia. Estas novedades no solo se advirtieron en lometodológico sino que rápidamente se manifestaron en las nuevas propuestas teóricas que enfocaban a objetos de estudio colectivos, estructurales y populares, al mismo tiempo que jugaban con una lente micro para ocuparse también de historias de vida y estudios de casos.

Otra dimensión impensada quizás en los primeros años pero que fue tomando fuerza en las sucesivas aperturas de cohortes y comisiones, fue el impacto regional de la matrícula. En su gestión inicial, la creación de la licenciatura venía a dar respuesta a una petición local, la UNSE escuchaba la demanda de la comunidad de historiadores, docentes y estudiantes que no tenían la opción local de formarse como científicos sociales en  esta disciplina. Habitualmente la referencia a las demás provincias de la región tenía el sentido de justificación del pedido porque “ellos tenían sus carreras” y los santiagueños no. Pero la realidad para muchos tucumanos, cordobeses, riojanos, jujeños y salteños entre otros, que habían ya optado por un profesorado en historia y se animaban a seguir formándose, esta vez pensando en la producción del conocimiento, tomaron la oferta de complementación de la UNSE como la más compatible con su realidad de compromisos laborales docentes, sus cargas familiares y la ausencia de alternativas en sus provincias. Fue así que rápidamente, la dimensión de esta carrera fue regional, las inquietudes de sus debates presenciales y a distancia tuvieron desde siempre una riqueza que trascendió los límites provinciales e invitó a los catedráticos reclutados por Rossi quien los invitaba a concursar o a dictar seminarios, a proveer a las cohortes de herramientas teóricas y metodológicas que nos ayudaron a pensar y reflexionar los problemas de la historia en una clave regional con  fuertes vínculos hacia adentro de las realidades económicas, sociales y políticas del norte argentino.

No podemos dejar de nombrar los importantes aportes de Silvia Palomeque y su equipo de la Universidad de Córdoba, Guillermo Banzato de la Universidad de la Plata, que además dirigió dos proyectos de investigación financiados por el CICyT de la UNSE, como investigadores reconocidos que dictaron seminarios, participaron de jornadas científicas y se involucraron con la formación de recursos y acompañaron los primeros pasos de los tesistas en la difícil tarea de romper con los modelos de la tradición local y proveer de una plataforma de lanzamiento para los debates de una nueva historia santiagueña.

En esto también fue central la creación del altamente pedagógico espacio de los Encuentros de Jóvenes Investigadores (EJI), Jornadas nacidas con el aliento del maestro Alberto Tasso en la Biblioteca Sarmiento el mismo año 2000 y que contaron desde su primera versión con mesas dedicadas a la Historia en la que tuvimos además el acompañamiento de Judith Farberman quien ya estaba involucrada en problemas santiagueños de la historia cultural.

Como una consecuencia del crecimiento que la licenciatura en historia generó en la comunidad académica de historiadores, surgieron las Jornadas de Historia de Santiago del Estero y el NOA en el año 2012 con su quinta edición postergada por la pandemia para el próximo año. En ellas fueron madurando los proyectos de investigación de los tesistas y egresados de la carrera, y también surgieron grupos de trabajo que se animaron a proponer sus avances en las Jornadas Interescuelas/departamentos de Historia y las Jornadas de Historia Económica en las que comenzaron a sonar con fuerza los problemas de la historia santiagueña, en primera persona, pensada por santiagueños desde miradas e intereses locales. El Archivo Histórico de la Provincia de Santiago del Estero, renovado y hoy en traslado a un edificio nuevo es un espacio transitado y sus documentos numerosísimos son demandados para dar a conocer sus evidencias poniendo en juego los mitos desde propuestas críticas y minuciosas.

Ahora nos espera un gran desafío: la organización de la XVIIIº edición de las Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia Santiago del Estero 2022. Estas jornadas son las más importantes a nivel nacional e internacional para los historiadores y aspira a recibir profesionales de distintas latitudes, para intercambiar avances teóricos y metodológicos así como conocimientos específicos referidos a procesos históricos. Además de nuclear a reconocidos historiadores, también convoca a todos aquellos que están en formación intermedia así como a los estudiantes que se inician en su proceso de formación en la investigación y difusión del conocimiento histórico.

Estos veinte años en el Bicentenario de la Autonomía Provincial tienen una significación muy especial y nos interpelan a seguir construyendo conocimiento científico con un pie en nuestros intereses como comunidad académica local y con el otro en la comprensión de un pasado común y federal para esta Argentina contemporánea, democrática y con oportunidades para todos.